Los investigadores del crimen de Roberto Eduardo Wolfenson, el ingeniero electrónico de 71 años hallado asesinado hace una semana en el country La Delfina, pidieron preservar las imágenes de todas las cámaras de seguridad del Municipio de Pilar de las 72 horas previas a que fuera hallada asesinada la víctima, mientras el fiscal y sus colaboradores continuaban tomando declaraciones testimoniales de vecinos dentro del barrio privado.
Fuentes judiciales informaron a Télam que el fiscal de Pilar Germán Camafreita ya solicitó que quedarán resguardadas las grabaciones de las cámaras y los datos de patentes de automóviles del municipio entre el miércoles 21 y el viernes 23 de febrero -día del hallazgo del cadáver-, ante la posibilidad de que de allí surja alguna pista sobre el o los posibles asesinos.
“Ya se comunicaron de la municipalidad para garantizar que los videos están preservados y que los enviarán a la fiscalía en un disco rígido o una computadora, ya que de lo contrario, demandaría unos 700 DVD”, dijo a Télam una fuente judicial.
A su vez, continuó con varias declaraciones testimoniales, tanto en la sede de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 3 de Pilar, como dentro del mismo country La Delfina, donde montó una oficina con efectivos de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro.
“Dentro del barrio, se le está tomando declaración a todo el mundo”, señaló uno de los investigadores consultados.
En tanto, el abogado Tomás Farini Duggan, que representa como particulares damnificados a los dos hijos que Wolfenson tuvo en un matrimonio anterior, presentó un escrito solicitando medidas de prueba, entre ellas, varias que apuntan a evaluar un posible móvil económico.
Por un lado, el letrado solicitó que el fiscal envíe un pedido de informes sobre los movimientos de las cajas de seguridad y cuentas bancarias de la víctima, incluso de una cuenta en Estados Unidos, de un fideicomiso y de una inversión que tenía en el emprendimiento inmobiliario “Pilar Bicentenario”.
Voceros judiciales indicaron a Télam que en ese sentido el fiscal solicitará estos informes bancarios por circular ante el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y vía Cancillería, para la cuenta en Estados Unidos.
En línea con esta pista económica, Farini Duggan también le requirió a Camafreita que vuelva a citar a testimonial a Graciela Orlandi, la viuda de la víctima, para que aporte más datos sobre la situación patrimonial de Wolfenson y si ella puede detectar algún tipo de desvío.
Otro pedido del abogado fue que se cite a declarar, según una fuente, “a una persona con la que Wolfenson tuvo una discusión tonta por trabajo”.
A su vez, el letrado solicitó que se les saque fichas dactilares para eventuales cotejos a todos los empleados que circularon por la casa en los días previos al hallazgo del cuerpo: la mucama, el jardinero-piletero y los albañiles que trabajaron en algunas refacciones en la casa.
Camafreita ya consiguió que entre este viernes y el próximo martes se realicen todas las pericias complementarias a la autopsia que estaban pendientes, entre ellas, las de la autopsia, aunque el abogado planteó que no se hagan en un laboratorio de la Procuración bonaerense, sino en otros y nombró como alternativas CABA, Mendoza, Córdoba y La Pampa.
Analizan un rollo de tanza que podría ser el elemento con que mataron al ingeniero
Por otra parte, cuando personal de Policía Científica fue a secuestrar un rollo de tanza de pesca hallado por la viuda en el lavadero de la casa, que ahora se analizará para ver si pudo ser el hilo fino con el que estrangularon a la víctima, el fiscal también ordenó que se haga una planimetría y un barrido con luces ultravioletas en el dormitorio de huéspedes donde Wolfenson fue encontrado asesinado.
“Por ahora, ese dormitorio es la escena del crimen, eso no varió”, dijo a esta agencia una fuente judicial.
Wolfenson (71), un ingeniero electrónico jubilado, especialista en baterías de litio y que aún trabajaba asesorando a empresas extranjeras, fue hallado muerto el viernes último por su profesor de piano que, llegó a las 17 para su clase habitual y cuando avisó a la guardia que nadie contestaba, entró por una puerta que estaba abierta a la vivienda y encontró el cuerpo en una habitación de huéspedes.
En un principio, el primer médico de policía en revisar el cadáver dictaminó en la escena que se trataba de una muerte natural por infarto, pero al día siguiente la autopsia reveló que había sido asesinado en una maniobra de estrangulamiento a lazo con un elemento muy fino que le dejó varias marcas pero no fue hallado enroscado al cuello.
También se determinó que Wolfenson luchó con su asesino, ya que tenía golpes en el rostro y lesiones de defensa en la mano izquierda, donde en su palma y en las falanges de cuatro dedos, tenía las marcas de haber intentado quitarse el lazo con el que lo estrangularon.
Data de la muerte
La data de muerte -siempre aproximada en materia forense y a la espera de estudios complementarios-, fue estimada entre las 13 y las 17 de ese viernes, aunque algunos elementos y declaraciones hacen creer que el crimen también pudo ser el día anterior.
El ingeniero estaba vestido de la misma forma en la que lo describió la empleada doméstica cuando lo vio el jueves 22, con una chomba anaranjada, pantalón tipo jogging azulado y con unas Crocs que estaban apoyadas sobre sus piernas.
Wolfenson estuvo la semana pasada unos días solo en su vivienda del country, ya que su esposa, Orlandi, se había ido de viaje con su hija y un nieto a Villa Gesell y al regresar no volvió a su casa, sino que fue a lo de esa hija en el barrio porteño de Villa Devoto.
Aún no hay un móvil ni un sospechoso claramente identificado y, por el momento, el fiscal tiene a todos bajo investigación: familiares, allegados, vecinos y empleados.