Dos diplomáticos rusos protagonizaron un inédito episodio esta mañana de navidad. En medio de un operativo de Tránsito en recoleta, Sergei Baldin, de 38 años, y Timur Salomatin Cardmath, codirector de la Casa de Rusia en Buenos Aires, se negaron a hacerse un control de alcoholemia amparados en la impunidad diplomática.
Baldin estuvo atrincherado cerca de una hora a bordo de un Volkswagen Vento con chapa patente diplomática. El hombre tiene Clave de Identificación (CDI) argentina y trabaja en la Embajada. El diplomático cumplió funciones en 2023 como representante comercial de Rusia en Cuba y estuvo vinculado a actividades culturales en su país.
El hecho se chocó con una doble interpretación de la Convención de Viena. Por ley, ningún diplomático está exento de cumplir con los controles vehiculares.
El artículo 41 de la convención de Viena, que establece el acatamiento de las leyes del país donde habite un diplomático. Al negarse a realizar el control de alcoholemia, la Policía de la Ciudad tuvo que intervenir y trasladarlo a la Embajada para realizarlo.
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Pero los rusos se aferran al artículo 29 que establece la inviolabilidad del agente diplomático que evita que sean arrestados o detenidos y deben ser protegidos por el Estado receptor. El artículo 31 otorga inmunidad a los diplomáticos frente a la jurisdicción civil y penal del Estado receptor, aunque hay excepciones para actividades no relacionadas con sus funciones oficiales (Acciones sobre bienes inmuebles, sucesorias o comerciales).
A su vez, en caso de que un diplomático cause ofensa o se considere persona non grata, el Estado receptor tiene el derecho, por el artículo 9, de solicitar su retirada. Además, la Convención permite que el Estado acreditante (Rusia) renuncie a la inmunidad de jurisdicción (Artículo 32).
En este marco, la Embajada de Rusia en la Argentina denuncia se trata de “una grave violación del derecho internacional” en lo que se interpretó como un aval al accionar de sus ciudadanos de no colaborar con el operativo de control vial.
El texto plantea que “según la convención de Viena sobre las relaciones diplomáticas, los vehículos diplomáticos no pueden ser objeto de ninguna parada ni registro”.
“Consideramos lo ocurrido con nuestro funcionario una grave violación del derecho internacional sobre todo de sus disposiciones sobre inmunidades diplomáticos”, añadió el escueto comunicado.
La embajada rusa viene de cruzar al gobierno por un ataque que afecto a la embajada en Kiev y que para Argentina fue responsabilidad de Rusia. El gobierno de Putin acusó a Ucrania y criticó los “dichos apresurados” de la cancillería argentina.
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