Una promesa presidencial de diálogo, recibida con escepticismo por la oposición, marcó en Perú una semana de fiestas patrias que transcurrió entre protestas, represión y demostraciones de malestar popular con el gobierno, el Congreso y el poder político.
En el momento en que la presidenta Dina Boluarte usaba el viernes su discurso ante el Congreso para pedir disculpas por la violencia con que se respondió a las protestas de meses pasados, a unos metros había nuevos choques.
“La Policía disparó lacrimógenas y perdigones al cuerpo a mansalva; Boluarte reafirmó que está en guerra contra el pueblo”, reaccionó la dirigente de izquierda Lucía Alvites, socióloga y catedrática que participaba de las marchas.
Hubo decenas de heridos, pero ninguno con riesgo mortal. Los episodios de violencia fueron aislados en medio de las demostraciones mayoritariamente pacíficas que se vieron durante toda la semana en varias ciudades.
Boluarte, que estableció un récord al hablar casi tres horas ante el Congreso, planteó el pedido de perdón, aunque, según sus críticos, sin asumir culpas por la represión que dejó desde el 7 de diciembre pasado 49 muertos en acciones directas o 77 si se consideran hechos colaterales.
“Declaro nuevamente, y con mucho dolor, que el saldo de víctimas y heridos es un lamentable resultado que nadie quiso; con profunda y dolorosa consternación pido perdón, en nombre del Estado, a los deudos de todos los fallecidos, policías, civiles y militares, y también a los heridos”, dijo la presidenta.
La postura no convenció. No solo la oposición consideró que no hubo convicción y arrepentimiento, sino que incluso en sectores de derecha, aliados al gobierno, hubo reparos.
“Pidió perdón en tercera persona, como si tuviera que pedir perdón por una cuestión abstracta, y dijo que va a contribuir con las investigaciones, pero todos somos conscientes de que la responsable de las masacres, la jefa de las Fuerzas Armadas, es ella”, dijo la excongresista de izquierda Indira Huilca.
“No solo se trata de pedir perdón, sino de que haya responsables políticos; en ese caso, el ministro de Defensa (Jorge Chávez) y el del Interior (Vicente Romero), creo que deben dar un paso al costado”, sostuvo por su parte Diego Bazán, miembro de las bancadas de derecha que apoyan al Ejecutivo.
“Ella debió asumir desde un primer momento la responsabilidad política y cesar a los ministros del Interior y Defensa; pidió disculpas a nombre de la Nación, pero deben ser de ella y su gobierno”, indicó otro legislador de derecha, el general retirado del Ejército Roberto Chiabra.
Boluarte también habló de diálogo y anunció una convocatoria al Acuerdo Nacional, foro multisectorial que está prácticamente desactivado, pero eso tampoco entusiasmó a una oposición que hoy ve como única salida unas elecciones que acaben un período que originalmente llega hasta 2026.
El discurso no incluyó ninguna referencia a esos comicios, pedidos, según sondeos, por más de 90% de los peruanos. La elusión fue usada por los críticos para insistir en que lo que le interesa a la mandataria es llegar hasta 2026, para patear hacia adelante procesos que presumiblemente tendrá que afrontar por temas de derechos humanos y corrupción.
En cambio, la oradora dedicó largos fragmentos para hacer promesas en todos los sectores y culpar de los problemas económicos y sociales a su antecesor y exsocio político Pedro Castillo, a quien reemplazó después de que fuera destituido por el Congreso el 7 de diciembre.
“Boluarte intenta responsabilizar de todos los problemas a la gestión anterior y, claro que la gestión anterior tuvo problemas, pero parece que ella no se hubiera enterado; desde 2021 fue parte del régimen de Castillo, fue su ministra (de Inclusión) y una de las personas más cercanas y que más lo defendía”, señaló Huilca.
“El pueblo quiere ver acciones; si no se hacen cambios en carteras que no están funcionando bien, estas intenciones quedarán una vez más en pura demagogia”, dijo sobre las promesas la congresista Patricia Chirinos, miembro del bando de ultraderecha que respalda al Ejecutivo.
El Comité Nacional Unificado de Lucha (CNUL), nacido este mes para concentrar el liderazgo de la protesta, anticipó que seguirán las movilizaciones hasta que Boluarte renuncie, se cierre el Congreso y se renueve el poder mediante elecciones.
Según el CULN, que con 46 miembros reúne a representantes de organizaciones gremiales, sindicales, vecinales y populares de todos los departamentos, los comicios son el camino para ponerle pronto fin a un gobierno y un parlamento cuyos índices de rechazo popular en encuestas bordean el 80% y el 90%, respectivamente.
El comité no ha definido aún cuáles serán los próximos, pero dirigentes como Santos Saavedra consideran que las manifestaciones de la última semana, que según cálculos del propio Ministerio del Interior convocaron a más de 20.000 personas en solo Lima, son indicativo de que las protestas seguirán.
Las movilizaciones empezaron desde el mismo momento en que Boluarte asumió y, desoyendo el clamor de elecciones anticipadas, anunció su intención de quedarse hasta 2026, posición en la que es secundada por un Congreso dominado por fuerzas de derecha.
Las protestas, que abarcaron la mayor parte del país, transcurrieron en medio de lo que foros como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos calificaron como “excesos” del gobierno, pero se debilitaron hacia marzo por la falta de un liderazgo y la llegada de fenómenos naturales que incluyeron un huracán e inundaciones.
No obstante, según las encuestas y los análisis, el malestar sigue vigente, por lo que la oposición busca reactivarse ahora la guía del CNUL y eventuales aliados políticos de izquierda y centro.
En ese escenario, analistas estiman que vendrán semanas de nuevos intentos de la oposición para forzar una salida y del gobierno y el Congreso, lo que prolongará el clima de inestabilidad que ha dejado seis presidente desde 2016.
Fuente: https://www.telam.com.ar/notas/202307/635569-peru-boluarte-movilizaciones.html