La presidenta de Perú, Dina Boluarte, recibió en los últimos días la jefatura rotativa de la Alianza del Pacífico y hará desde este lunes su primer viaje al exterior, pasos con los que intenta sacar a su gobierno de su virtual aislamiento regional.
El viaje de Boluarte a Brasil para la IV Reunión de Presidentes de los Estados del Tratado de Cooperación Amazónica estuvo precedido por la polémica aprobación en el Congreso de una norma que la faculta para gobernar desde el exterior en forma remota.
De hecho, es lo que hará. La mandataria, al no tener vicepresidentes, no delegará el poder, como se hacía en estos casos, sino que mantendrá las riendas desde Brasil o desde donde fuere, porque se avecinan más viajes.
Para expertos como el exembajador en Washington Harold Forsyth, Boluarte y sus aliados incurren en delito, porque la aprobación del gobierno a distancia requería de una reforma constitucional y no de los procedimientos simples seguidos. Dos congresistas, Sigrid Bazán y Ruth Luque, iniciaron ya un proceso de demanda de inconstitucionalidad.
Boluarte era la vicepresidenta cuando en diciembre pasado reemplazó en el Palacio al destituido Pedro Castillo. Aunque se eligen dos vicepresidentes, no hubo un segundo desde el comienzo, pues quien ocupaba el renglón, Vladimir Cerrón -fundador y máximo líder del partido Perú Libre- fue tachado por haber sido condenado por hechos de corrupción.
Algunos especialistas consideraban que, al hablar la Constitución de que cuando el presidente viaje al exterior sus funciones deben ser asumidas por alguien elegido por votación, el presidente del Congreso quedaba habilitado para encargarse. Pero no había consenso.
En ese marco, Boluarte no podía salir del país, lo que, en opinión de analistas, agravaba su aislamiento cuando gobiernos como los de Colombia, Honduras y México, y otros menos explícitamente, cuestionan su legitimidad.
La salida que se encontró fue la controvertida norma, que se logró con apoyo de los partidos que sostienen a Boluarte, quien, aunque con origen de izquierda, gobierna en alianza con la derecha. Para expertos, más allá de la constitucionalidad o no, la correlación de fuerzas impedirá que prosperen acciones en contra.
“Sigo dudando de la constitucionalidad de la norma; entiendo la importancia de una norma de esa naturaleza, más aun cuando no se cuenta con vicepresidentes, pero creo que era necesaria una reforma constitucional; siguen destruyendo la Constitución”, reaccionó el internacionalista Oscar Vidarte.
En diálogo con Télam, Vidarte, magíster en Relaciones Internacionales y catedrático universitario, graficó así la situación de la presidenta en la región: “No hay quien quiera pasarle al teléfono a Boluarte en América Latina”.
Más allá de los enfrentamientos directos con los presidentes de Colombia, Gustavo Petro; Honduras, Xiomara Castro, y México, Andrés López Obrador, que afectan seriamente las relaciones bilaterales, la mandataria recibe objeciones de otros gobiernos y no pareciera despertar mayor solidaridad en los restantes.
Para Vidarte y otros especialistas, para esa lejanía influyen la represión con que Boluarte enfrenta las protestas populares y el desprestigio del poder político en Perú, donde ha habido seis presidentes en los últimos siete años, y el gobierno y el Legislativo sobreviven con muy bajos índices de aprobación.
“Ni siquiera se sabe cuándo serán las próximas elecciones”, remarcó Vidarte, en referencia al clamor general por el anticipo de los comicios, que se enfrenta a la decisión de la mandataria y del Congreso de seguir en funciones hasta 2026, cuando vence el período.
El gobierno ya había logrado la semana pasada un primer paso en su deseada reinserción internacional, al recibir finalmente la presidencia pro témpore de la Alianza del Pacífico, grupo integracionista que forma con Chile, Colombia y México.
Perú debió haber recibido esa presidencia en diciembre, pero López Obrador, que la ocupaba y tenía todo listo para pasársela a Castillo, su aliado, se negó durante meses a dársela a Boluarte, a quien considera “espuria”.
Al final, con anuencia de Chile, partidario de que Boluarte asumiera, se logró una fórmula para desempantanar: Santiago recibió el cargo de México y, tras unos días, se lo pasó a Perú a través de la canciller, Ana Cecilia Gervasi.
Así, la Alianza del Pacífico, uno de los mecanismos de integración favoritos de Lima pese a que Vidarte considera que no se logró mejorar sustancialmente el intercambio intrarregional, quedó lista para afrontar los nuevos retos.
Para el presidente de la Cámara de Comercio de Lima, Carlos Posada, la Alianza es una gran oportunidad sobre todo para pequeñas empresas que pueden ingresar a la exportación a mercados con los que comparten idioma, costumbres y necesidades.
Para la reunión de la semana que comienza en Brasil, Boluarte fue invitada personalmente por un enviado del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien ha mostrado frente a ella más flexibilidad que otros de sus colegas de izquierda, en lo que coincide con el chileno Gabriel Boric.
El ambientalmente multidiverso Perú es considerado clave para las políticas en favor de la Amazonia, al margen de que la administración de Boluarte, según sus críticos, no ha tenido mayor interés en el tema, como tampoco varios de sus antecesores.
Así, la presidenta eligió esa reunión para debutar con una visita, opción que estaba reservada en principio, tras la adopción de la norma del gobierno a distancia, para noviembre en San Francisco, Estados Unidos, cuando, en la XXXII Cumbre del Foro de Cooperación del Asia-Pacífico (APEC), Perú recibirá la secretaría pro témpore del órgano.
Perú nunca ocultó en materia internacional su priorización del APEC, donde comparte presencia con potencias como Estados Unidos, China, Rusia, Japón, Canadá, Corea del Sur y Australia, y en el que solo hay otros dos latinoamericanos: Chile y México.
Fuente: https://www.telam.com.ar/notas/202308/636249-peru-boluarte-cumbre-amazonica-brasil.html