La recesión de la era Milei reavivió la interna histórica de la Unión Industrial Argentino. La línea crítica respecto al tono conciliador típico de esta cámara empresarial, esta que arde. La grieta se ensancha al ritmo del desplome de la producción industrial. La actividad lleva catorce meses de caída interanual consecutiva y acumuló en lo que va del año una baja de 12,8% interanual.
Aún con una crisis que ya se llevó puestas 9.000 pymes, el titular de la UIA Daniel Funes de Rioja sigue fielmente alineado con Milei. Lo cierto es que el titular de la principal central fabril suele cultivar una buena relación política con todos los mandatarios.
Pero el idilio de Funes de Rioja con este gobierno es particular. Su estudio Bruchou & Funes de Rioja, escribió la ley ómnibus y aportó al titular de la Aduana, Eduardo Mallea.
“La conducción de la UIA tiene un problema de legitimidad y Funes de Rioja perdió plasticidad y sutileza para manejar el poder” afirmó una fuente vinculada a esta cámara empresaria.
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La distancia entre las cúpulas empresariales y las bases regionales es cada vez mayor y se profundiza mes a mes. Mientras los números empeoran, Funes de Rioja se queda sin cartas ante una situación cada vez más crítica. El anuncio de cortes programados exacerbó los ánimos. De hecho la entidad fabril solicitó conformar un comité de crisis. Hasta la Ley Pyme que les prometió el gobierno a cambio apoyar el RIGI, viene demorada. El mal humor, en ascenso.
La pregunta abierta es si los cimientos de la UIA resisten los tiempos electorales de esa institución. La renovación de autoridades está prevista recién para mediados del 2025. Desde la entidad fabril descuentan que el abogado de la patronal completará su mandato. “No hay ningún desgaste, el dato es que Funes de Rioja no puede ser elegido para un tercer mandato, y es natural que aparezcan candidatos para sucederlo”.
Lo cierto es que los popes fabriles cuentan que Techint ya tiene su candidato. Se trata de Martin Rapallini, abogado y dueño de Cerámica Alberdi y actual presidente de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA).
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Rapallini ya ocupa una silla en el directorio de la cámara industrial nacional. Con la actual conducción, la Unión Industrial Argentina (UIA) tiene a Paolo Rocca y sus aliados jugando en primera línea.
“Techint no tiene la lapicera, tiene la librería entera”, bromeó un industrial ante otro periodista especializado en la materia. No parece una metáfora excesiva si se mira cómo quedó el armado final de la mesa chica de la central fabril.
La primera invasión fue haber corrido del cargo de Secretario de la UIA al dueño de Sinteplast, Miguel Ángel Rodríguez. Ese cargo es el más importante en la entidad después del presidente, porque tiene la firma. Fue reemplazado por Eduardo Nougues, el hombre fuerte de la azucarera Ledesma en Buenos Aires. Detrás de Nougues, en la vicepresidencia primera, quedó David Uriburu, la mano derecha de Rocca en la entidad, tras la jubilación de su histórico lugarteniente, Luis Betnaza.
Llamativamente la conducción se completa con Luis Tendlarz, textil de Catamarca y Chubut; y Rodrigo Pérez Graziano, de la automotriz Stellantis. Todos representantes de los sectores más afectados por el derrumbe de la economía.
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