Luego del acuerdo entre Ramón Mestre y Rodrigo de Loredo para poner a Marcos Ferrer como presidente de la UCR cordobesa, Luis Juez comenzó a tejer con los intendentes radicales, una forma de encorsetar a la nueva conducción del centenario partido y recordarles que él no resignará el liderazgo opositor a Martín Llaryora.
La comitiva de 28 intendentes, encabezada por Walter Perrone, presidente de la UCR en el departamento Río Cuarto, se reunió con Francos el miércoles por la tarde. Aunque no participó del encuentro, el mismo Juez la había gestado durante la siesta del sábado anterior.
Ese día, con manos libres y ante un grupo de intendentes, había llamado sin intermediarios a Francos para gestionar el encuentro. El jefe de Gabinete puso inmediatamente fecha, y los radicales marcharon a Buenos Aires cuatro días después. Un trámite exprés que Juez aprovechó para vender: “Luis les da a los intendentes que ponen la cara ante la gente una vía rápida para llegar al Presidente, que es algo que los popes del radicalismo nunca hacen”, dijo un juecista puro.
Aunque Francos les dijo a los intendentes radicales que el déficit cero es irrenunciable para el Gobierno, una forma elegante de rechazar los pedido de obra pública, puso a disposición de estos una serie de programas con recursos nacionales y hasta deslizó que la Nación tiene en la mayoría de esos pueblos importantes inmuebles (por lo general, para uso ferroviario), una forma de no dejarlos con las manos vacías.
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“Aunque no hubo nada concreto, ahora tenemos una vía directa abierta con el Gobierno nacional para hacernos oír. Creemos que el año que viene el Gobierno nacional tendrá que abrir la mano, por lo que tenemos expectativa concreta”, dijo uno de los participantes de la reunión.
Así, Juez comenzó a construir el corset con el cuál quiere retener al radicalismo en el marco de una futura alianza con la que él pueda disputarle el poder al peronismo en 2027. Aunque a la UCR de Córdoba la conduce un “aliancista” como Ferrer, Juez sabe que Mestre querrá bloquear la conformación de un nuevo conglomerado y, particularmente, rechazará la candidatura de Juez.
La base de la estrategia juecista es el fortalecimiento de la territorialidad. Por eso, llevar este primer contingente de radicales a la Casa Rosada fue celebrado como un paso en ese sentido. Es que Juez tiene otra arma para convencer a los intendentes que lo acompañen: la posibilidad de plantarles un candidato propio y fracturar el voto no peronista en esas localidades, un escenario que ningún intendente radical quiere.
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“No es lo que Juez quiere, él quiere volver a tener un acuerdo con el radicalismo, pero no los espera más. Por eso el plan es ampliar lo propio, con 14 locales partidarios en la ciudad de Córdoba y una reunión con la tropa propia cada 15 días en los departamentos del interior; y mejor si se suman intendentes radicales”, explican cerca de Juez.
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