Kristalina Georgieva se trasladó en su camioneta negra hasta el hotel donde se aloja el presidente argentino a pocas cuadras de las oficinas del FMI, en una de las zonas más coquetas de Washington DC. Todo un gesto.
No es habitual que la número uno del organismo se detenga a hablar con periodistas. Sin embargo, tras reunirse durante una hora y media con los funcionarios de la Argentina, brindó declaraciones sumamente elogiosas para con el gobierno libertario y anticipó que la semana próxima un equipo del organismo visitará el país para discutir los detalles de un nuevo acuerdo. Se espera que los técnicos del FMI insistan con sus reclamos por la liberación del cepo y la unificación cambiaria, que expusieron en un reciente documento.
“Fue una excelente reunión, en el contexto del tremendo progreso que Argentina ha hecho para bajar la inflación, estabilizar la economía y crecer otra vez. Los argentinos están comenzando a sentir los beneficios. La pobreza finalmente está bajando”, dijo Kristalina a los periodistas.
“Es un buen momento para darle más viento a las velas de la Argentina”, dijo la titular del Fondo, en la frase que sugirió de manera más contundente la posibilidad que el FMI le otorgue un nuevo préstamo a la Argentina, que el Gobierno aspira que llegue a los 11 mil millones.
El FMI le pide a Caputo que unifique el dólar en 1300 pesos y libere el cepo
En el encuentro además de Milei estuvo presente el ministro Toto Caputo, el canciller Gerardo Werthein y el representante de la Argentina en el FMI, Leonardo Madcur, que fue el negociador en jefe de Sergio Massa pero continuó con Milei, de quien fue jefe en Aeropuertos 2000. Madcur venía de perfil bajo, pero ahora posó con los pulgares en alto y sin anteojos.
Algunos de los periodistas presentes le hicieron a la titular del Fondo preguntas precisas: ¿”Como se saldan las revisiones pendientes donde Argentina incumplió con la meta de reservas? ¿Les preocupa el nivel de reservas en el Banco Central? ¿El presidente se comprometió a levantar el cepo?”.
Georgieva eludió las respuestas. “Discutimos el futuro de nuestra cooperación. Vamos a trabajar con el nuevo programa, un equipo del Fondo va a viajar a Buenos Aires la semana que viene y creo que el resultado será una Argentina más próspera y dinámica”, se limitó a decir Georgieva.
“La versión que circula es que el FMI estaría dispuesto a desembolsar USD 11.000 millones con un período de gracia de entre dos y tres años para comenzar a devolverlos”, afirmó a LPO un funcionario al tanto de las conversaciones.
Un operador financiero con contactos en el Fondo agregó a LPO que la versión que circula es que el FMI le está pidiendo al equipo económico tres cosas muy concretas: “Unificar el tipo de cambio con una devaluación que se ubique entre el 20 y el 30 por ciento, levantar el cepo y que el acuerdo pase por el Congreso”.
Otro tema importante para las negociaciones que vienen es ver si el organismo autorizará a que los dólares del desembolso sean de libre disponibilidad, o por el contrario, el destino excluyente es el fortalecimiento de las reservas.
“Funciona como un swap, contabiliza como reservas pero no se pueden quemar en el mercado de cambios para contener al dólar”, precisó a LPO un economista que sigue las negociaciones en Washington.
“A la Argentina le sirve que se destinen exclusivamente a fortalecer reservas
porque colabora con la confianza del mercado y empuja a los inversores. Te ayuda con Wall Street y lo exime al Fondo de quedar pegado como en el 2016, cuando el mismo Toto de ahora quemó los dólares que le dieron, interviniendo en el mercado”, agregó.
Lo concreto es que la semana que viene desembarca en la Argentina una misión del FMI con una agenda clara. A la preocupación por el frente cambiario se sobreimprime una cuestión para nada menor: el rol del Congreso.
“A los ojos de inversores y de los organismos multilaterales es un papelón que el gobierno haya desistido de buscar la aprobación del presupuesto en el Congreso”, afirmó el economista consultado que advirtió: “Va a ser todo un tema que el FMI acepte firmar un nuevo acuerdo que no sea convalidado por el Congreso, como exige la ley argentina”.
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