Casi dos décadas después de la tragedia y todavía con una impronta muy fuerte en el imaginario colectivo argentino, llegará en 2024 a las pantallas de la televisión la serie “Cromañón”, una ficción que se suma a los libros, pasando por canciones y películas que abordaron, a lo largo de 19 años como tema central o complementario, la tragedia de República de Cromañón y sus posteriores consecuencias sobre la sociedad argentina.
La serie, producida por Prime Video y protagonizada por la actriz Olivia Nuss, se centra en Malena, una joven de 19 años con aspiraciones artísticas que queda atrapada en un triángulo amoroso y marcada por la tragedia de la noche del incendio. Dirigida por Marialy Rivas y Fabiana Tiscornia, escrita por Josefina Licitra, Pablo Plotkin y Martín Vatenberg, luego de su estreno estará disponible en más de 240 países y territorios.
De este modo, a través de una producción cultural que ficcionaliza la tragedia, los detalles de lo sucedido esa noche en República de Cromañón alcanzará un impacto no solamente nacional sino también internacional.
Esta es la novedad pero no es la primera representación cultural que aflora sobre Cromañón en el abanico cultural argentino, y posiblemente tampoco será la última. Una de las referencias imprescindibles en este recorrido es el libro “El día que apagaron la luz”, un título que juega poéticamente con la canción de Charly García, escrito por la autora y sobreviviente Camila Fabbri, una historia de no-ficción que narra, en un tono entre crónica y relato testimonial, los alcances que tuvo a nivel de trauma colectivo.
En este libro, publicado en el año 2019, la escritora reconstruye la vida de los adolescentes de ese momento, sus juventudes interrumpidas van y vienen entre un pasado y un presente que requiere de la palabra para poder narrar un hecho que no fue solamente social, sino que tuvo un impacto incalculable en una generación entera y en los modos en que se construye y consume la cultura en Argentina.
“Me intriga mucho cómo se habrá hecho la serie, porque me intriga la idea de cómo se ficcionaliza algo tan delicado y cercano a nosotros, más allá de que hayan pasado muchos años. Si bien el libro que escribí no es únicamente sobre Cromañón, porque tiene varias aristas, no hay nada de ficción en eso. Tengo un extremo respeto por el hecho que me llevó a contarlo desde otro lugar. Entonces pienso, ¿cómo hacer ficción con temas que dejaron heridas todavía tan abiertas? No lo sé”, reflexiona Fabbri en diálogo con Télam.
El libro de Fabbri retoma ciertos rituales culturales que los seguidores del “rock chabón” forjaron como núcleo de pertenencia durante los años 90 y los 2000, y actualmente la autora se permite pensar si hubo o no cambios en esos modos de consumo.
“Los consumos culturales no sé si cambiaron tanto, pero sí creo que Cromañón es un hecho que se está empezando a pensar de distintas maneras y así también florecen distintos modos de contarlo. Aunque para mí sea una distancia muy breve o acotada, eso tiene que ver, creo, con la distancia que hay con la fecha”, agrega Fabbri.
“¿Qué tan rollinga eras de adolescente?”, pregunta una voz en off. “Mucho”, responde otra, en medio de una risa. Este es el comienzo del trailer de “Clara se pierde en el bosque”, la película estrenada en 2023, basada en el libro y dirigida por Fabbri en la que Clara, la protagonista, emprende un viaje familiar con su novio.
En esa experiencia, que incluye charlas sobre recitales, birras tibias y canciones de rock barriales, interrumpe un mensaje de Martina, una amiga con la que Clara había estado en el boliche el día del incendio. A partir de ese hecho la protagonista comienza a toparse con los ecos de la tragedia que resuenan en su presente y en el proyecto creativo que tiene por delante. Todo esto bajo la música de Pity Álvarez, la banda sonora que sobrevuela toda la película.
“El libro y la película son dos proyectos muy distintos entre sí, el libro toca el tema en primer plano y en la película aparece de un modo más lateral. No las considero obras aliadas, creo que son cosas muy distintas que tienen el tema en común. Las operaciones son deliberadamente opuestas y también fueron momentos muy distintos míos como escritora y directora, en distintos momentos de maduración míos respecto al tema”, dice.
En la música también es posible encontrar muchas referencias a la tragedia de Cromañón. Uno de los emblemas es la canción “Creo”, que fue escrita por Callejeros y reversionada en el décimo aniversario de la tragedia por músicos de bandas como Los Gardelitos, La Beriso, Salta la Banca y La perra que los parió, entre otros.
“Creo que con una canción la tristeza es más hermosa. Creo que con una palabra, puedo decir mil cosas. Pero no creo en el circo de la información, todo decanta en tu amor. Y en mi dolor. Creo que es mejor morir de pie, que vivir de rodillas”.
Walter Lezcano es escritor y, entre otras obras, autor de “Luces calientes”, una novela editada por Tusquets y publicada en 2018 que aborda el hecho. “El Siglo XXI tiende a descontextualizar los hechos que tienen un gran trasfondo histórico como Cromañón. Emparento esto con lo que pasó durante los 90 y el consecuente estallido social del 2001. Cada vez se pierden más los lazos de comprensión para entender procesos históricos complejos que desembocan en hechos puntuales, entonces el hecho puntual es lo único que sigue teniendo resonancia en la mente social. Quizás terminen quedando sólo cifras de los muertos, pero hay muchísimo detrás de esta tragedia, que es generacional, social, política y económica”, analiza.
Su novela es la historia de la supervivencia de un grupo de jóvenes, atravesados por la muerte de 84 personas durante un recital de la banda “Los nietos del carnicero”; cualquier parecido con Cromañón no es, evidentemente, una coincidencia, pero Lezcano utiliza la ficción para poder explorar el infierno de los excluidos del sistema.
“Cuando empecé a pensar el libro me topé con una entrevista de Roberto Bolaño en donde dice que ‘Los detectives salvajes’ es una carta de amor a su generación. Me pareció una forma increíble de pensar una ficción, entonces tomé esa idea para evaluar los sentidos de mi novela. También me cuestioné si era ético usar una tragedia para generar un texto de ficción. Y a su vez me sirvió para entender cómo funcionan algunos mecanismos en relación a la memoria, porque todavía no había una gran tradición literaria acerca de cómo abordar el rock”, explica Lezcano a Télam.
El autor considera que el imaginario que quedó respecto a Cromañón está teñido, todavía, de un halo de negatividad, en una “mirada desalmada” de la sociedad que tiende, aun pasados 19 años, a responsabilizar o cargar el peso del hecho sobre quienes sufrieron la tragedia.
“Hubo algo de buscar la alegría y el goce y terminar encontrando una tragedia que marcó el fin de lo que implicaba la cultura del rock. Ese desprecio a la autoridad, la búsqueda de placeres terrenales y el uso de cierta ropa, que se gestó con los Redondos, dejó de existir. Luego llegaron contenidos que se reían del “ser rockero”, y eso junto a las redes sociales terminaron de diluir todo. La cultura de rock empezó a ser vista con desconfianza, y hoy pareciera que ser rockero no tiene ninguna implicancia en la vida cotidiana, es sólo armar una playlist con canciones que suenan un poquito fuerte. El Siglo XXI le quebró la espina dorsal a la cultura del rock para volverlo algo inofensivo”, agrega Lezcano respecto a los modos en que Cromañón afectó los consumos culturales y musicales de una generación.
Lezcano todavía trabaja en un documental llamado “Mi próximo movimiento”, que saldrá también durante 2024, en el que hace foco sobre cómo era la seguridad en los recitales antes de la tragedia y en cómo fue después, y los modos en que este cambio modificó la industria de la música y el sonido.
Otro de los libros que aborda el tema es “Voces, tiempo, verdad”, de Bruno Larocca, una obra que está apuntada a entender la complejidad del proceso judicial por Cromañón, que incluyó cuatro juicios orales. En este libro hay un trabajo de reconstrucción periodística del hecho con testimonios de referentes como Estela de Carlotto, el Indio Solari, Eugenio Zaffaroni, Víctor Hugo Morales y Gabriel Solano, entre otros, además de músicos y sobrevivientes.
“Cromañón modificó para siempre el rock. Cromañón es presente por eso, todavía. Por los muertos, por los cambios en el consumo, por la historia que tenía detrás. Son un montón de aspectos que están en el ojo del huracán de esta tragedia”, concluye Lezcano.