En una jornada repleta de gestos políticos y simbólicos, Patricia Bullrich jugó a pleno en una vista rasante a Córdoba: le mostró los dientes a Mauricio Macri en todos los frentes; consolidó su sintonía fina con Juan Pablo Quinteros, el ministro de Seguridad blanco de Luis Juez y de Rodrigo de Loredo; y recibió de Martín Llaryora la donación de vehículos del Gobierno de Córdoba para Gendarmería, la fuerza de seguridad que Cristina no desplegó en esta provincia el 3 de diciembre de 2013, cuando la Policía provincial se acuarteló, una decisión que le costó al kirchnerismo el ostracismo en la provincia mediterránea.
La excusa de la visita oficial de Bullrich fue el lanzamiento del Consejo Federal de Seguridad Deportiva. Pero lo político trascendió a lo administrativo. La simbología que desplegó Bullrich tuvo como destinatario a Macri, quien hace algunas horas se presentó en la Bolsa de Comercio de Córdoba y sentó en su mesa a Juez y a De Loredo, los legisladores nacional del extinto Juntos por el Cambio que ahora colaboran con La Libertad Avanza.
Patricia pidió que la diputada nacional Laura Rodríguez Machado subiera al escenario del evento de seguridad deportiva para promocionar la “ley antibarras”, una muestra de apoyo para la interna que se avecina en el PRO Córdoba, hoy en manos de Oscar Agost Carreño, cuestionado abiertamente por Macri por rechazar los vetos de Javier Milei a las leyes de movilidad jubilatoria y financiamiento universitario.
Rodríguez Machado apareció como el mascarón de proa de Patricia en Córdoba, tanto para al PRO como para la pelea de fondo: la integración de las listas en 2025. Rodríguez Machado es una de las bancas del ex Juntos por el Cambio que deben renovarse.
Luego, Bullrich volvió a bancar a Quinteros, a quien De Loredo y Juez le han reclamado la renuncia al cuestionar las políticas de seguridad de Córdoba. Quinteros, quien se inició en la política con Juez, fue un duro opositor del peronismo cordobés hasta que en diciembre se sumó al Gabinete de Llaryora como ministro de Seguridad. Juez lo trató hace algunos meses de “oficial Gordillo”, comparándolo con el humorista tucumano.
“Si hay problemas entre dirigentes amigos míos con Quinteros, es un tema que tienen que arreglar ellos. Yo trabajo con Quinteros, y hacemos las cosas bien”, dijo Bullrich, una devolución a la foto de Juez y De Loredo con Macri.
Hay más: Martín Llaryora le entregó a Bullrich una flota de vehículos 0 km para Gendarmería, que tiene su escuela de suboficiales en Jesús María y un destacamento en Río Ceballo. En la noche del 3 de diciembre de 2013, cuando la Policía de Córdoba se acuarteló, Cristina no autorizó el despliegue de gendarmes por las calles de la ciudad de Córdoba, una decisión que le impondría al kirchnerismo su techo electoral más bajo en todo el país.
Después de aquella madrugada de saqueos, José Manuel de la Sota convocó a Llaryora como ministro de Producción, y su primera tarea fue recomponer los negocios destruidos. Fue el inicio de su carrera hacia la Gobernación.
Bullrich devolvió la gentileza de los vehículos: confirmó que por primera vez en la historia habrá un despliegue de Prefectura Naval Argentina en los lagos cordobeses desde noviembre. Para la Prefectura también habrá una donación de vehículos de parte del Gobierno de Córdoba.
Esos vehículos (parte de un lote de más de 450) fueron comprados por la Provincia a Manuel Tagle, el presidente de la Bolsa de Comercio, dueño del lujoso country donde Mauricio construye su nueva casa, y quien al recibir a Macri el lunes en Córdoba se quejó por el peso del Estado y dijo que “los que dicen que hay caminos del medio, mienten”, en una crítica al proyecto de Juan Schiaretti.
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