Federico Sturzenegger anunció el fin de las retenciones a las exportaciones de cuero y se metió con el principal negocio de la familia Galperín dueña de la curtiembre Sadesa desde hace más de 80 años.
Según el sitio especializado Bichos de Campo, se trata de un “régimen de protección bastante infame, que perjudica a productores ganaderos y frigoríficos pues deprime artificialmente el precio de su principal materia prima, el cuero bovino”.
Sadesa es la principal empresa del rubro y desde hace 50 años se beneficia de las regulaciones estatales que desalientan las exportaciones de cuero. En la actualidad está a cargo de Miguel, uno de los hermanos de Marcos Galperín.
Las regulaciones del sector llegaron de la mano de Alejandro Agustín Lanusse en los primeros ’70 y fueron refrendadas por todos los gobiernos. La maniobra es sencilla: los altos aranceles a la exportación obligan a los productores al mercado local y las curtiembres, cartelizadas, fijan precios irrisorios. En ocasiones son tan bajos que los productores prefieren enterrar los cueros en lugar de venderlos.
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“Las curtiembres (que son las que procesan el cuero) no quieren que se pueda exportar el cuero para que el precio local sea el más bajo posible. Los frigoríficos, para los que el cuero es una fuente de ingreso adicional (que puede llegar a ser 5% del precio del novillo), obviamente quieren que sí. Que el cuero valga más para los frigoríficos beneficia a los consumidores porque permite abaratar la carne”, explicó Sturzenegger en redes sociales.
Marcos Galperín, qué desde las costas uruguayas se convirtió en un defensor el gobierno de Javier Milei, aún no se expresó.
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