Los lectores de Télam cuentan el conflicto y el acampe, en solidaridad con sus trabajadores – FM Digital Empalme

Los lectores de Télam cuentan el conflicto y el acampe, en solidaridad con sus trabajadores – FM Digital Empalme

Hace algunas semanas, el Pasaje 5 de Julio en su cruce con Avenida Belgrano se transformó en un aula improvisada y un espacio de encuentro en el cual los trabajadores de Télam no sólo contaron como viven los vallados que les impiden ingresar a cumplir con sus tareas en la agencia, sino también explicaron cuáles son sus tareas diarias y se las enseñaron a quienes quisiesen aprender.

Fue así como unas 100 personas se repartieron en los talleres de Radio, Audiovisuales, Fotografía, Redes Sociales y Periodismo y Crónica Narrativa. Además de conversar sobre la importancia de que exista una agencia estatal de noticias que difunda información federal y no dependa de los intereses comerciales, esos espacios improvisados frente a una de las sedes de la agencia, se convirtieron en un ritual de intercambio de saberes y solidaridad.

Los lectores de Télam cuentan el conflicto y el acampe, en solidaridad con sus trabajadores – FM Digital Empalme
Talleres públicos de trabajadorxs de Télam también fueron parte de la lucha y la difusión del conflicto. Foto: @SomosTelam

Después de escuchar y preguntar, y de recorrer los dos acampes que los trabajadores mantienen hace 45 días frente a las dos sedes de la agencia que se encuentran valladas, algunos de los participantes se animaron a compartir con los trabajadores no solo lo que aprendieron, sino también su visión sobre el conflicto.

Aquí, algunas de las producciones.

Acciones de lucha: la jornada de talleres de los trabajadores de Télam con la comunidad

  • Por Paulo Cassanello
  • Decenas de personas participaron el pasado lunes 1 de abril de los talleres de redacción, radio, fotografía y manejo de redes que
    ofrecieron trabajadoras y trabajadores de la agencia pública nacional de noticias Télam, en conflicto desde el 4
    de marzo, cuando se vallaron los accesos a la empresa y se dejó de emitir el servicio informativo.

    Gratuitos y abiertos a la comunidad, los talleres se desarrollaron sobre el Pasaje 4 de Julio, frente a la sede de Télam de avenida Belgrano y allí los trabajadores explicaron a los concurrentes el funcionamiento y las tareas que se realizan en esta histórica agencia de bandera creada el 14 de abril de 1945.

    Además, entre mate y charlas, los trabajadores y trabajadoras de Télam contaron a las personas que acercaron su apoyo, solidaridad y participaron de los talleres, la situación actual del conflicto.

    A más de un mes del comienzo del acampe pacífico en las puertas de las dos sedes de la empresa de la ciudad de Buenos Aires, los trabajadores permanecen en carpas en la vereda cubriendo los distintos turnos, en defensa de sus puestos laborales y buscando mantener a resguardo los archivos y materiales de trabajo, que permanecen en el edificio tras las vallas, luego de que el Gobierno Nacional decidiera la suspensión de las tareas de la agencia e imposibilitara el acceso a todos los archivos de la agencia.

    El 4 de marzo a medianoche, sin previo aviso, y por decisión unilateral del interventor de la empresa, se montó un vallado con presencia policial y desde entonces los trabajadores y trabajadoras estuvieron imposibilitados de ingresar a los edificios de Bolívar 531 y Belgrano 347, donde realizan sus tareas habituales.

    Al mismo tiempo, recibieron una notificación vía correo electrónico por parte de la empresa de “dispensa laboral con goce de haberes”, por una duración de siete días y que se fue renovando semanalmente.

    Los trabajadores informaron que la decisión de suspensión de la tareas de la agencia pública de noticias y que administra la pauta oficial “es un ataque a la libertad de expresión por parte del Gobierno de Javier Milei”.

    Al mismo tiempo y en relación con el trabajo periodístico de la agencia, señalaron que producen “12 mil cables por mes, 32 boletines radiales y 2 podcast diarios a casi un millar de abonados nacionales e internacionales, muchos de los cuales no poseen otras fuentes para la producción y difusión de noticias en territorio argentino”.

    Los trabajadores y trabajadoras reafirmaron su “decisión inquebrantable” de enfrentar este intento solapado de cierre de la agencia de noticias de bandera y contaron que “permanecerán en el acampe el tiempo que sea necesario hasta que puedan volver a sus puestos de trabajo”.

    Al mismo tiempo, pusieron en marcha una campaña de junta de firmas para respaldar un proyecto legislativo para dotar a la agencia de control parlamentario, que viene recibiendo un fuerte apoyo de vecinos, ciudadanos y organizaciones sociales.

    @SomosTelam
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    La función de Télam en la trama informativa nacional

  • Por Claudio Dvyhailo
  • Los trabajadores de Télam realizaron el pasado lunes 1 de abril talleres de periodismo y charlas sobre el funcionamiento de este medio informativo sobre el pasaje 5 de julio y avenida Belgrano, en el marco de la manifestación pacífica que están realizando ante el intento de cierre y la suspensión del funcionamiento de la agencia pública de noticias decidido por el gobierno del presidente Javier Milei.

    De acuerdo  a lo anunciado por el presidente, la suspensión del servicio de Télam se debe a que “en las últimas décadas fue un instrumento de propaganda kicrhnerista”, en tanto el vocero presidencial Manuel Adorni, indico que se debió a que “la agencia de noticias registraba pérdidas por 20 millones de pesos anuales y que esta decisión no tiene nada que ver con el pluralismo de la información ni con cuestiones vinculadas a la libertad de prensa”.

    Las opiniones del presidente y el vocero Adorni no citan fuentes y pareciera que desconocen el rol que Télam realiza como medio de comunicación y como proveedor de noticias a otros medios tanto gráficos, como digitales y audiovisuales del país.

    En la actividad organizada por los trabajadores de la agencia en el marco de sus resistencia a la suspensión del servicio, hubo un taller sobre producción gráfica que consistió en explicar cómo es el desarrollo de la escritura y edición de las noticias, explicando las distintas personas y funciones implicadas en la confección de una noticia.

    Hubo otro sobre radio y podcasts, un tercero sobre el trabajo audiovisual que se desarrolla en la agencia y otro sobre la fotografía como elemento informativo.

    En todos los casos se destacó el modo como se desarrolla la labor de cada integrante de cada área  informativa y los elementos que de que disponen en la agencia para desarrollar su trabajo.

    En el taller de redacción, se contó cómo funciona el servicio de cables de la agencia y el de fotografía, que proveen un servicio informativo de calidad y exhaustivo a medios grandes, medianos y chicos de todo el país.

    Los trabajadores de Télam señalaron que debido a la suspensión del servicio de la agencia,  los medios se ven imposibilitados de acceder al servicio informativo y que, en el caso de medios del interior del país, la situación se agrava porque en muchos casos, por cuestiones presupuestarias y de tamaño, no pueden cubrir por sí mismos noticias de relevancia nacional, con lo cual diarios y  páginas que históricamente desarrollaban un panorama nacional de noticias se ven obligados a abocarse solo a informaciones locales, generándose una restricción del derecho a informarse.

    El hecho podría considerarse un ataque a la libertad de prensa, dado que tanto Télam como la Televisión Pública y Radio Nacional -otros de los medios de gestión pública que el Gobierno intenta achicar o eliminar-, son los únicos que llegan a puntos apartados e inhóspitos del país a los que no llegan los medios privados como oferentes de información, que se manejan con criterios de rentabilidad de mercado.

    @SomosTelam
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    Sin medios públicos, no hay democracia

  • Por Valentina Davolos 
  • “Con una máquina de escribir y un papel podes mover a la gente en grado incalculable. No tengo la menor duda” Rodolfo Walsh, Marzo de 1970

    Era lunes por la tarde, el día estaba fresco y nublado, parecía triste. Tan triste y desamparado como la mayoría que vive  estas épocas oscuras que atraviesa nuestro país. El gobierno de turno decidió desfinanciar la educación, el cine, la ciencia, la salud y, por si fuera poco, hace un mes valló las puertas de entrada de Télam.

    Télam es la una agencia estatal de noticias argentina, fundada en 1945. Actualmente, provee información periodística a unos 2800 abonados, entre los que se incluyen medios de prensa nacional e internacional y oficinas gubernamentales nacionales, provinciales y municipales. La importancia de esta agencia es que posibilita la llegada de información a todos los puntos del país.

    Hace treinta días los trabajadores y trabajadoras de esta agencia decidieron hacer un acampe  reclamando manifestando la reapertura de este espacio y poder volver a sus lugares de trabajo. El gobierno,  mudo. Lo único que reciben por parte de ellos es un mail todos los domingos (sin importar la hora), dispensándolos de trabajar por los siguientes siete días.- diciendo que estén atentos a las próximas medidas. Pero no hay otra información, ni se toman medidas.

    Con Gabi fuimos hasta Avenida Belgrano y el Pasaje 5 de julio. Allí se encontraban personas reunidas en un semicírculo. A muchas las pude reconocer, eran estudiantes de comunicación, otras quizás no estaban relacionados con esta área, pero nos unía algo mucho mayor: el repudio al gobierno actual, solidarizarnos con nuestros compañeros y compañeras y, dentro de todo, acompañarlos en su lucha. En el medio había un chico, un trabajador de Télam, tenía un micrófono y nos hablaba de la importancia de tener medios públicos en nuestro país. Atrás de este había dos chicas sentadas en una mesa buscando firmas para que no cierren el espacio.

    Luego de su charla, nos invitó a todos los que estábamos allí a participar de los distintos talleres que habían (de redacción, audiovisual, fotografía, redes y radio) y, por supuesto, nos invitó a firmar el petitorio.

    Gabi y yo fuimos al taller de escritura. Éramos varios, algunos estábamos sentados en unas sillas, otros estaban parados y otros sentados en el piso formando una ronda y escuchando a distintos redactores de Télam. Dos eran del área de la web, es decir, se dedicaban a escribir directamente al usuario. En cambio, los otros tres restantes, escribían para los medios. Pero los cinco hablaban de la importancia de esta institución. Sin ellos, prácticamente, los medios hegemónicos no tienen qué contar (salvo, quizás, fake news). También contaron los pasos que realizan antes de publicar una noticia y las ganas que ellos siempre tienen de trabajar. No contaban esto, pero por la insistencia que tenían, se podía notar la desesperación por recibir buenas noticias y poder volver a donde pertenecen.

    Luego de la charla y las preguntas que les hicimos, nos invitaron a realizar el trabajo que ellos realizan. Es decir, escribir acerca de la situación que ellos estaban viviendo.

    Primero nos llevaron a la sede de Belgrano, allí es donde la mayoría de los trabajadores se encuentran. Nos explicaron quienes estaban allí, que hacían y, también, que era el edificio más nuevo. En ese lugar pudimos encontrar el primer acampe. Había cinco o seis personas en una carpa, nos invitaron amablemente a pasar. En la carpa  Adentro, se podían ver una mesa, uno o dos tuppers de galletitas, por arriba se veía un cable que permitía darles luz por las noches. Ellos En ella nos contaron la situación del acampe, cómo fueron los primeros días con la tormenta fuerte, cómo los vecinos eran tan amables y que no estaban siempre los mismos, sino que iban rotando los horarios. Al final, cuando nos estábamos despidiendo, les deseamos suerte y les comunicamos que estábamos con ellos. Ahora y siempre.

    Al lado del acampe se podía ver la puerta vallada y lo único que se me pasaba por la cabeza es: ¿Qué tan cruel tenés que ser para dejar a 700 personas en la espera para ver si pueden darle el pan a sus familias?, ¿este es el tipo de libertad que se está buscando?, ¿el de callar a los que opinamos distinto?

    El segundo acampe era en la calle Bolívar. Es la sede más vieja. Allí se encuentran los de administración y los de redacción en la web. Esta sede, a diferencia de la otra, se encuentra en una calle angosta, con edificios viejos. Agradable a simple vista, hasta que ves la puerta vallada y a la policía vigilando para que nadie entre. Allí mientras nos contaban que diferentes personas venían a mostrarles su apoyo, se podían ver carteles de las Abuelas de Plaza de Mayo u otros carteles diciendo “Nada sin Télam” o “FM Digital Empalme”.

    Al regresar al punto de encuentro, nos reunimos todos, de los distintos talleres para sacarnos una foto al grito de “Todos FM Digital Empalme”.

    La importancia de la existencia de esta agencia va más allá del color político. Busca proveer información que no esté tergiversada por los medios masivos hegemónicos. Sin esta agencia, nuestra historia no sería contada de la misma manera. Nuestra historia no sería contada. Pedazos visuales y vivientes de nuestro país no existirían: el estallido social del 2001, la resistencia de nuestras madres y abuelas, nuestros héroes y heroínas de Malvinas, nuestro fútbol, nuestra patria. Por eso la frase: “Sin medios públicos no hay democracia”.

    Talleres para contar lo que hace Télam. @SomosTelam
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    La niebla, en clave de ficción

  • Por Carlos Alejandro Nahas
  • Celestelandia era un país feliz. Desde hacía casi diez años una bruma celeste protegía a todos sus habitantes. Nadie padecía ni frío ni hambre ni sed. Todos trabajaban felices y los hijos de los hijos tenían la certeza que esa bruma celeste que se alzaba en el horizonte los protegía. Celeste profundo. Celeste cielo. Celeste mar. En Celestelandia todos se sentían realizados, a nadie le faltaba nada.

    Un mes de noviembre del año 1955 se alzó en el horizonte una bruma ominosa, gris plomiza, agobiante. Nadie lo supo bien, pero pasados unos meses esa niebla había dejado a millares sin techo, sin trabajo, sin pan, y por sobre todo sin esperanzas. Miles murieron con bombas arrojadas desde el cielo. Y desapareció por muchos años la bruma celeste que todo lo amparaba. Que todo lo bendecía.

    Luego vinieron años donde la bruma gris y la celeste encarnizaban enconados combates. El pueblo de Celestelandia, a los ponchazos, trataba de vivir más o menos dignamente. A veces con mejor y a veces con peor suerte. Dependía de la suerte de la batalla entre esas nubes.

    Hubo un breve periodo de tiempo de menos de dos años donde la bruma celeste se lo comió todo, y los habitantes del villorrio otrora feliz volvieron a cantar y bailar en sus calles.

    Hasta que llegó 1976 donde la bruma esta vez fue negra y no dejó nada a su paso. Los ciudadanos temían salir a las calles porque la bruma negra se los tragaba, los masticaba, los arrojaba al mar. El país maravilloso que supieron habitar se había desvanecido por completo. Cada día más y más pobres con sus hatajos al hombro recorrían sus calles añorando la felicidad de cuando la bruma era celeste. Y por muchos más años de lo esperado la niebla negra se lo trago todo. Absolutamente todo.

    Finalmente cerca del año 2003 el cielo se despejó y dió paso nuevamente a ese horizonte color Patria, y el pueblo volvió a cantar y bailar en las calles. Se había ido finalmente la bruma, gris o negra, tanto daba. Cada plato tenía su comida, cada mesa tenía su dignidad, cada mujer y hombre se solazaba en el trabajo bien pagado, en la virtud de cada uno. El trabajador tenía su hijo doctor y el doctor y el padre del doctor vivían bien. Y en Celestelandia la dicha era gigante. Nadie dudaba del futuro. Nadie tenía miedo. A nadie le faltaba nada. Y eso duró muchos años y todos pensaban que sería para siempre.

    Hoy ese doctor, hijo de un trabajador, mientras escribe estas líneas, te cuenta a ti lector que ha llegado nuevamente y hace tres meses la niebla negra. Ha vuelto a ser negra, no más grises. Año 2024. Casi 70 años después de aquella niebla gris. Casi 40 luego de la niebla negra. Ya no son pocos los que no pueden comer. Son casi todos. Ya no son pocos los que ven sin esperanza el futuro de Celestelandia, son casi todos. El fenómeno inusual, querido lector, es la cantidad de gente que por odio, ignorancia o quién sabe qué cosa, convocó a esa nube. Y ahora no saben, desconocen, la palabras de los que les dicen que hubo una vez una nube celeste que hacía feliz a todo un pueblo, Ellos surgen pletóricos disfrutando de esa nube negra que todo lo come, aun a ellos mismos.

    En Celestelandia ya las cosas no son como eran antes. Ya nadie camina con la frente en alto. Ya nadie tiene la más mínima esperanza.

    Sin embargo, allá a lo lejos asoma muy tenuemente un pequeño circulo celeste, que pareciera querer darle batalla al cielo negro que todo lo engulle. Resiste. Te parás a la orilla del mar – paciente lector – y lo ves, chiquito y determinado. Como destinado a defender una vez más a los habitantes de esa pequeña y digna villa. Es que saben qué? Celestelandia nunca abandonará a sus habitantes y esa nube pequeña, ya sea más tarde que pronto, volverá.

    Gracias por la nube celeste a la Patria. Gracias por la paciencia, querido lector. Ya estamos grandes para los cuentos de hadas. Sin embargo, doy fe de que la nube celeste existe. Yo la ví y la disfruté con mis propios ojos.

    Fuente: https://somostelam.com.ar/noticias/sociedad/los-lectores-de-telam-cuentan-el-conflicto-y-el-acampe-en-solidaridad-con-sus-trabajadores/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=los-lectores-de-telam-cuentan-el-conflicto-y-el-acampe-en-solidaridad-con-sus-trabajadores